Alternó estas clases con otras remuneradas que impartía con otros jóvenes como Urbano González Serrano en la Academia de la calle de la Luna 18. Ya estaba casado con Rafaela Rey Pontes (fallecida el 5 de diciembre de 1901), y el 4 de mayo de 1870 nació su hija Rafaela Lozano Rey. Ejercía como oficial de la administración militar vinculado a la Academia de Administración Militar y ya catedrático popular y profesor de una academia privada, decidió también estudiar Filosofía y Letras en la Universidad Central (1869-1871) y Derecho (1870-1871), licenciándose en la primera. Traicionada la República por los monárquicos que trajeron a Amadeo I, Fernando Lozano fue uno de los militares que se negó a jurar fidelidad al rey, por lo que solicitó su licencia absoluta.
En 1871 fue uno de los quinientos suscritos a las Obras Completas de Platón traducidas por Patricio de Azcárate. Subsistió dando clases de Derecho y como profesor auxiliar de la cátedra de Literatura de la Universidad de Madrid, cargo en el que lo sustituyó más tarde José Canalejas y Méndez. Depuesto Amadeo I reanudó su carrera en la Administración Militar como profesor del Cuerpo de Intendencia y fue comisionado en Viena (1873) por el Ministerio de la Guerra de la I República Española. Se trasladó por real decreto de 1º de mayo de 1875 la Academia del Cuerpo Administrativo del Ejército a la ciudad de Ávila al Palacio de Polentinos y Lozano pronunció el discurso inaugural y fue nombrado bibliotecario de la misma, mientras seguía dirigiendo una academia Preparatoria para el ingreso en administración militar (1879-1882).
Bajo el pseudónimo Demófilo ingresó en la masonería antes de 1883 y empezó a publicar artículos republicanos, anticlericales y ateos. En 1883, siendo capitán del Ejército, fundó con Ramón Chíes el semanario Las Dominicales del Libre Pensamiento (1883-1909). En 1885 forma junto con Chíes y Francisco Pi y Margall el trío de albaceas que Felipe Nieto Benito, militar republicano federal nacido en Guadalajara, dispuso para crear la Escuela Laica de Guadalajara, que sería abierta en 1902 bajo la tutela de Fernando Lozano, pionera en su género en España y que mantuvo vínculos con la Escuela Moderna de Francisco Ferrer y Guardia en Barcelona. Todas estas actividades le hicieron abandonar la carrera militar y dedicarse por entero al periodismo.
En 1889 su hija Rafaela Lozano Rey (1870-1941) se casó con el científico y colaborador de Las Dominicales Odón de Buen y del Cos (Zuera, 1863 - México, 1945), catedrático de Historia Natural de la Universidad de Barcelona, con quien tuvo seis hijos varones (Demófilo, jurista civil; Rafael, oceanógrafo; Sadí, médico parasitólogo; Fernando, oceanógrafo; Eliseo, médico epidemiólogo y Víctor, ingeniero industrial). En 1890 publicó Federalismo y radicalismo. En 1892, el año de cuarto centenario del Descubrimiento, los librepensadores Demófilo y Chíes lograron organizar en Madrid un magno Congreso Universal de Libre-Pensadores. Fallecido Ramón Chíes en 1893, Demófilo mantuvo Las Dominicales quince años más, hasta 1909. Estuvo presente en varios Congresos Universales de Librepensamiento: Roma 1904, París 1905, Buenos Aires 1906, a los cuales lleva representaciones de varias logias y Capítulos además de la de su propia obediencia, el Grande Oriente Ibérico.
Fue presidente de Unión Republicana y trabajó para el advenimiento de la primera república. Escribió un Compendio de Hacienda pública que sirvió de texto a los alumnos de la Academia de Intendencia.

Leoncio Francisco Gallego: Aunque inició estudios en la Escuela de Capataces de las Minas de Almadén, de donde era natural su padre, no los terminó. Se trasladó a Madrid en 1849 para matricularse en la Escuela de Veterinaria. Terminó la carrera en 1854 con calificaciones brillantes mientras trabajaba al mismo tiempo en un empleo administrativo en la Dirección de Minas primero y después en la Secretaría de la Universidad Central, para poder costearse la estancia en la capital y sus estudios. Al mismo tiempo fundó con su compañero Juan Téllez de Vicén y con el veterinario catalán Miguel Viñas el periódico El Eco de la Veterinaria, al que más tarde cambió el título a La Veterinaria Española, ya que muy pronto quedó como el único responsable de la publicación, que continuó dirigiendo hasta su muerte en 1886. Lo sustituyó en la dirección su cuñado, Santiago de la Villa, también director de la Escuela de Veterinaria de Madrid; la revista alcanzó a publicarse hasta 1923.
En 1859 opositó a la plaza de catedrático supernumerario de la Escuela de Veterinaria de Madrid abandonando su puesto de trabajo para preparárselas mejor, pero tuvo mala suerte en el desempate con su único contendiente, lo que lo marcó profundamente. Tradujo junto con su amigo Téllez el Tratado de patología y terapéutica generales veterinarias de Joseph Rainard (Madrid, 1856) y el Diccionario de medicina veterinaria (Madrid: Antonio Martínez, 1854) de Louis Valentin Delwart, ampliando y comentando este último. Él solo tradujo el primer tomo y parte del segundo de la obra del doctor Brune Jacques Béraud Elementos de fisiología del hombre y de los principales vertebrados (Madrid: Imp. de Lázaro Maroto, 1864-1872, 2 vols.). Pero es conocido sobre todo por su monumental Diccionario manual de medicina veterinaria práctica en 3 volúmenes.
Fue Archivero y Vicesecretario de la Academia de Veterinaria constituida en Madrid entre 1855 y 1870 y Vicepresidente de la Unión Veterinaria. Colaboró en revistas y enciclopedias extranjeras de su especialidad, especialmente austriacas.
Ana María Vigara Tauste: Nació en Almadenejos (Ciudad Real) y realizó los estudios de Filología en la Universidad Complutense.
Como profesora de los alumnos de primero en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, se inició en los estudios de la lengua coloquial y juvenil. En 1992, reeditada en 2005, apareció una obra imprescindible para el estudio de la lengua oral: Morfosintaxis del español coloquial. Esbozo estilístico. Igualmente realizó varios estudios sobre el habla juvenil: «Los jóvenes nunca han escrito ni se han comunicado tanto como ahora», decía.
Estudiaba directamente el español actual, para su libro El chiste y la comunicación lúdica: lenguaje y praxis grabó durante un año más de 200 chistes en distintos círculos. Son de destacar sus colaboraciones en esta área con el mundo árabe y en especial con la Universidad de El Cairo, cuyo departamento de español le concedió una medalla con ocasión de los 25 años de dicho departamento.
En el área de la comunicación coordinó el doctorado en Lengua y Literatura y su relación con los medios de comunicación. En 1992 se inició su colaboración en el máster del periódico ABC que duró hasta 2011, cuando lo dejó para iniciar un periodo de investigación en EE. UU. Para este periódico redactó, junto a un equipo de expertos formado por Joaquín Amado, José Alejandro Vara, Carlos Maribona, Juan Espejo y Valentín García Yebra, el Libro de Estilo (2001).
También era especialista en cuestiones relacionadas con el sexismo en el lenguaje, coordinando y coeditando dos volúmenes de artículos sobre la materia. «La lengua no es sexista, pero lo es lo que hacemos con ella», solía decir a sus alumnos. Desde 2009 formó parte del Consejo Asesor de Idiomaydeporte.com desde 2009 coordinando la sección Mujeres para el deporte.
Formó parte del comité científico de revistas dedicadas al estudio de la lengua, Oralia, Tabanque y Español Actual, pero cabe destacar sus colaboraciones en la revista Espéculo, donde creó la sección «El cajetín de la lengua», para la resolución de dudas lingüísticas.
Casada y madre de tres hijos, tuvo que abandonar su proyecto de investigación en EE. UU. al sobrevenirle la enfermedad de la que murió.

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