Se interesó en la creación de una lengua y alfabeto universal y publicó un primer esbozo en 1852: Proyecto y ensayo de una lengua universal, y filosófica, Madrid, 1852; animado por las más altas instancias, que incluso le concedieron una subvención de 40.000 reales en 1855, decidió presentarlo en la Sociedad Lingüística de París, que la calificó como la mejor de las lenguas universales que se le habían presentado, por estar fundada en la lógica. Creó entonces una Sociedad de la Lengua Universal que contó pronto con 40 socios y con numerosos adeptos del Ateneo, entre ellos el famoso doctor y filósofo Pedro Mata (autor de un Curso de lengua universal, Madrid 1862) y Pascasio Lorrio; contaba asimismo con un Boletín dirigido por Lope Gisbert; merced a estos esfuerzos la lengua siguió perfeccionándose; Sotos publicó un Diccionario, una Gramática y una Cartilla de la misma. Acometido por una hemiplejía en Madrid el ocho de agosto de 1861, murió años más tarde en Munera, el 9 de noviembre de 1869, no sin haber pedido, a pesar de sus tremendas dificultades físicas, jurar la constitución, lo que hizo en Munera el 30 de junio de 1869, poco antes de morir.
Vicente Ramos: dibujante de Chispa.
José Jara: Estudió con los jesuitas. En la Universidad Complutense de Madrid se licenció en Derecho y se especializó en Derecho Internacional. Al concluir en 1962, hastiado de la situación política, marchó al extranjero donde llevó una vida nómada. Viaja como lector de español a Inglaterra y trabaja en varios institutos ingleses como enseñante de lengua castellana. Realiza diversas estancias por Europa y trabaja en un sinfín de actividades, quehaceres y ocupaciones. A principios de los sesenta consigue una beca de doctorado en el prestigioso Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales (Institut de Hautes Études Internationales, IUHEI) adscrito a la Universidad de Ginebra y es entonces cuando despierta su vocación cinematográfica, que desarrolla de modo intensamente autodidacta. Su gusto cinematográfico se forjó en el momento de consolidación de la Nouvelle Vague (Nueva Ola). Eso lo volvió absolutamente independiente de toda industria, escuela, movimiento o ideología. A finales de los sesenta regresa a España, con la única intención de dirigir cine. Consigue intervenir en diversas películas y trabaja en varias ocasiones para TVE. Entre sus colaboraciones se encuentra como meritorio de dirección en las películas de Antonio Eceizaproducidas por Elías Querejeta. Dirige, entre otras obras, la única adaptación cinematográfica de Niebla, la más famosa novela de Miguel de Unamuno, bajo el título Las cuatro novias de Augusto Pérez (1976), así como El transexual (1977), primera película que mezcla el documental y la ficción sobre el tema de la transexualidad en el cine español. Hizo cortometrajes de publicidad industrial para la productora audiovisual Majesa y escribió el texto literario Mater Amantíssima, una novela erótica para presentar al concurso de la editorial La Sonrisa Vertical, organizado y dirigido por Luis García Berlanga, y logra un accésit. Su último largometraje "El oasis" una coproducción con Francia, lo firmó bajo el seudónimo de John O'Hara, pero por desavenencias con producción abandonó el rodaje antes de terminar. También filmó cortometraje industrial, Madrid, aguas claras (1983); Madrid, aire sano (1983); Madrid, limpio (1983); Madrid, verde (1983); El agua, potabilización (1983) y El agua, depuración (1983).
José Royo Jara regresa de nuevo a la Universidad Complutense, con su experiencia como director de tres largometrajes, con estudios de postgrado en el extranjero y con los cursos de doctorado realizados en IHUC se presenta y gana una plaza de profesor de Dirección Cinematográfica en la Facultad de Ciencias de la Información. Redacta, bajo la tutela de Manuel Gitrama, su tesis doctoral “El derecho a la propia imagen de los intérpretes cinematográficos con referencia a la Ley Orgánica del 5 de mayo de 1982”. Partiendo de dicho trabajo, José Royo Jara publicará en la prestigiosa colección de textos de Derecho Colex, un libro titulado La protección del derecho a la propia imagen. Por último realizó durante los últimos años de su vida una carrera de escultor. Fiel a su espíritu ácrata y libre diseñó y fabricó esculturas en su vivienda. Esta última forma de expresión, como ocurrió, en su carrera audiovisual no se dirigían ni a los mercados ni a las ferias, ni a los museos, ni a las galerías.
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